¿Vale la pena ser emprendedor?
Esa es la pregunta que te resuena en la cabeza desde hace meses, y es que llevas mucho tiempo con el gusanillo de dejar tu trabajo y lanzarte a crear tu propio negocio.
Pero no eres capaz de decidirte porque todo es muy contradictorio:
- Tu pareja te apoya y te anima a hacerlo.
- Tus padres se echan las manos a la cabeza: “¡Pero cómo vas a dejar un contrato fijo!”.
- En Internet te lo pintan todo de color de rosa y parece que ser emprendedor es una vida de ensueño.
- Los telediarios dicen que las cosas van fatal y que cada día cierran más negocios.
Y claro, entre unos y otros al final no sabes si de verdad es la decisión correcta o un camino seguro hacia el desastre.
De ahí este post.
Aquí vamos a poner las cartas sobre la mesa, y te vamos a contar tanto las luces como las sombras de la vida del emprendedor. Las ventajas y los inconvenientes de montar un negocio propio.
Y ya con eso claro, tú decides si es la vida que buscas o si mejor sigues trabajando para otros.
¿Trato hecho?
Pues apaga el móvil y reserva 10 minutos de tu tiempo que arrancamos.
Índice de contenidos del artículo:
✅ 7 ventajas de ser un emprendedor (o por qué deberías despedir a tu jefe)
Seamos honestos: emprender no es fácil.
Es un camino largo y repleto de obstáculos. Una auténtica aventura, con todo lo que eso conlleva. Y te lo decimos por experiencia propia después de más de 13 años al frente de nuestro propio negocio.
Pero si seguimos aquí es porque creemos que las cosas buenas superan por mucho a las malas.
Veamos si estás de acuerdo con nosotros. 😉
👉 1. Te sientes realizado con tu trabajo
“Ufff, otra vez echando horas extra. Y todo para que el jefe pueda comprarse otro cochazo”.
Admítelo, ¿cuántas veces has pensado algo parecido?
Por mucho que te guste lo que haces, la realidad es que trabajar para otros nunca es tan gratificante como hacerlo para ti mismo.
De hecho, una de las cosas más bonitas de emprender es ver cómo ese proyecto personal crece y se desarrolla a pesar de todos los obstáculos que aparecen por el camino. Es como sembrar un brote y cuidarlo hasta que se convierte en un árbol robusto.
Y no solo se trata de «para quién trabajas».
Al emprender tienes la posibilidad de crear algo acorde a tus valores y que ayude a otras personas. Ahí es cuando de verdad te sientes realizado.
👉 2. Eres tú quien toma las decisiones
Otro motivo habitual para dar el salto y convertirse en emprendedor. Porque trabajar sin un jefe significa que tienes libertad para escoger:
- Cómo gestionas tu negocio: las tarifas que pones, tu manera de trabajar, etc.
- Los proyectos en los que quieres embarcarte: no tienes que pedirle permiso a nadie para abrir una nueva línea de negocio.
- Con qué clientes quieres trabajar y con cuáles no: cuando estás empezando quizá no puedas darte el lujo de ser selectivo, pero todo llega.
Y por supuesto también significa que…
👉 3. Puedes elegir en qué horarios trabajar
Ojo, con eso no queremos decir que puedas echar 4 horas al día y despreocuparte. Ojalá fuera tan sencillo levantar un negocio así. 😉
Pero sí que tienes total libertad para decidir cuándo empieza y termina tu jornada. Por ejemplo, puede que:
- Te vaya mejor empezar a trabajar a las 10 porque así puedes llevar a tus hijos al colegio.
- Prefieras madrugar y empezar a las 6 o las 7 de la mañana porque te concentras más (y puedes pasar las tardes con tu pareja).
- Te guste hacer un parón para ir al gimnasio a media mañana.
De hecho, ni siquiera tienes que ajustarte a la jornada laboral típica de lunes a viernes. Quizá eres de los que rinde más los domingos, cuando tienes menos distracciones.
Esa flexibilidad es muy difícil de conseguir cuando eres asalariado.
👉 4. Cada día es un nuevo reto
Hay personas que adoran la rutina. Saber que cada día en la oficina será parecido al anterior, sin grandes sorpresas, les da tranquilidad.
A un emprendedor esa idea más bien le produce urticaria. 😉
Cuando estás al frente de tu propio negocio no hay dos días iguales. Quizá el lunes te centras en avanzar con los proyectos de tus clientes, el martes lo dedicas a hacer llamadas de ventas, y el jueves sacas unas horas para terminar el post que te toca publicar y que ya no puedes seguir posponiendo.
Eso por no hablar de cuando te llega un cliente especial que pone toda tu planificación patas arriba.
¿Quién dijo aburrimiento?
👉 5. Ingresos altos + ingresos recurrentes = calidad de vida
Otra de las ventajas de ser tu propio jefe.
Como emprendedor tienes la libertad de establecer tus propias tarifas, así que tu “sueldo” es potencialmente ilimitado (por supuesto influyen otros factores, como que puedas demostrar los resultados de tu trabajo con clientes anteriores o que tengas una marca personal fuerte).
“Claro, pero igual que puedo ganar mucho, habrá meses donde no gane nada”.
Pues… no tiene por qué. 😉
La idea para evitar esos vaivenes en la facturación es que les ofrezcas a tus clientes algún tipo de servicio continuo.
Como ejemplo tienes al Optimizer Manager, la profesión que enseñamos en nuestra escuela.
Un Optimizer Manager ofrece un servicio con facturación «doble»:
- Al inicio: se cobra una cantidad en concepto de set up o inicio de proyecto, es decir, para realizar todas las acciones necesarias de arranque. Por ejemplo, crear la web optimizada para SEO.
- De forma regular: después de eso se cobra al cliente de forma mensual por realizar la optimización de la estrategia.
Así, con un solo cliente que consigas se acabaron los meses a cero.
👉 6. Puedes trabajar donde quieras (si emprendes online)
En esto del teletrabajo los emprendedores llevábamos bastante ventaja. Y es que cuando tienes un negocio online, cualquier lugar puede convertirse en tu oficina.
Quizá tu idea es emprender desde casa y así poder pasar más tiempo con tu pareja o tus hijos (y trabajar en pijama y zapatillas, claro). O puede que tengas espíritu de nómada digital y tu sueño sea vivir viajando por el mundo.
No importa.
Mientras tengas un ordenador y conexión a Internet (y un enchufe para cuando se te acabe la batería), tu negocio te acompaña a cualquier lugar.
👉 7. Los riesgos son reducidos
Y hablando de lanzar un negocio en Internet.
Antes de la era digital, para crear una empresa propia tenías que:
- Alquilar un local.
- Amueblarlo y acondicionarlo.
- Invertir en cartelería.
- Etc.
Que sí, que luego te podías desgravar una parte, pero la inversión inicial seguía siendo alta. Y los riesgos de acabar con pérdidas si tu negocio no funcionaba, también.
Por suerte hoy en día las cosas son distintas. Por menos de 100 € (lo que te cuesta contratar un servidor y comprarte un dominio) puedes montar un negocio. Además, en cuestión de horas estará funcionando.
¿Que te equivocas y tu idea inicial no es tan buena como pensabas?
Pues pivotas.
Cambias el enfoque del negocio, adaptas el mensaje de la web y vuelta a la carga. 😉
✅ Desventajas de ser emprendedor: 3 hándicaps de dirigir tu propio negocio
Ya has visto las cosas buenas de emprender, así que ahora tocan las «no tan buenas».
Vamos a verlas.
👉 1. Hay que echar muchas horas
Esto es así.
Sobre todo al principio, cuando estás arrancando, lo normal es que tu negocio se coma gran parte de tu día (y de tu semana).
Piensa que en tus inicios estás solo, y eso significa que tienes que hacerlo TODO:
- Buscar clientes.
- Realizar los proyectos que te encarguen.
- Administrar la empresa (el gestor ayuda, pero no puede hacerlo todo por ti).
¿La parte positiva de todo esto?
Que cuando estás echando esas horas extra por y para tu proyecto, no te pesan ni la mitad que cuando eres asalariado. 😉
Además, lo bueno es que esta situación se invierte con el tiempo, cuando:
- Subes tus tarifas.
- Empiezas a delegar.
- Aprendes a ser productivo (porque a veces el problema es que no sabemos priorizar las tareas importante.
Seguimos.
👉 2. El riesgo cero no existe
Como emprendedor necesitas saber gestionar la incertidumbre.
Porque sí, tener un negocio online es menos arriesgado. Pero eso no es sinónimo de seguridad absoluta.
Incluso si durante dos o tres meses te va bien y los clientes te desbordan, puede que el próximo trimestre la cosa cambie y te encuentres buscando nuevos proyectos hasta debajo de las piedras.
Eso por no hablar de que el mercado está en constante evolución. Si no estás alerta a esos cambios y adaptas tu negocio, te quedarás atrás.
Lógicamente todas estas incertidumbres se reducen cuando empiezas a crecer y tienes una buena base de clientes (y sobre todo si consigues ingresos recurrentes que te den estabilidad).
Pero siempre tendrás que ser flexible y adaptarte a cualquier situación.
👉 3. Tienes que saber de todo un poco
Un negocio tiene muchas patas. Y todas son igual de importantes.
Al principio pensarás que lo único que importa es dar un buen servicio y tener a tus clientes contentos. Pero luego te das cuenta de que hay mil frentes abiertos:
- La contabilidad (al menos deberías saber lo básico de cómo funciona tu negocio).
- La estrategia de captación.
- Aprender a vender.
- Negociar con los clientes (y poner freno a las expectativas irreales de algunos).
- Etc.
Por eso es tan importante que estés siempre formándote. Como mínimo deberías procurar leer un libro para emprendedores o dos al mes.
Y hablando de formarte…
✅ ¿Quieres aprender a crear un negocio sólido y tener un flujo continuo de clientes?
Sobre tareas administrativas no podemos enseñarte mucho.
Pero si se trata de:
- Cómo posicionarte en Google y generar ventas estables (y/o cómo ofrecerles ese mismo servicio a tus propios clientes).
- Trabajar tu marca personal.
- Montar y hacer crecer tu negocio.
Ahí la cosa cambia.
De todos estos temas te hablaremos en la Semana #GánateLaVidaConGoogle. El entrenamiento 100% gratuito en el que te hablaremos sobre las oportunidades que ofrece el mundo online para emprender ahora mismo (y por qué el Optimizer Manager es uno de los perfiles con más ventajas para aprovecharlas).
Si quieres saber más sobre el entrenamiento, tienes toda la información aquí.
Corre, que arrancamos el 22 de febrero. 😉